Hace 120 años, Ford revolucionó la industria automotriz con la línea de ensamblaje que permitió una producción mucho más eficiente, exponencial y económica del Model T.

Ahora, Ford vuelve a apostar a lo que considera una nueva revolución: una arquitectura que promete ser la base de su próxima generación de eléctricos, desde 2027, independientemente de su carrocería.

El nuevo método contiene una “línea en forma de árbol”, diferente a lo que todas las automotrices utilizan en la actualidad y que no varió demasiado desde aquella del Ford T: una línea secuencial en la que se van agregando los distintos componentes.

El nuevo sistema se divide en tres líneas: una para la parte delantera, otra para la trasera y una central donde van la batería y todo el interior. Estas tres partes se confluyen en una línea común, reduciendo la complejidad y el espacio y facilitando el trabajo de los operarios.

Ford promete que los vehículos montados sobre esta plataforma serán tan accesibles como lo era el Model T: un precio de US$ 30.000 para una pick up mediana en 2027 equivale a lo que se pagaba por un Model T hace más de un siglo al precio.

La nueva arquitectura permitirá también una mayor eficiencia, personalización, diversión al conducir y mucha tecnología, incluyendo actualizaciones remotas.

Ford dice que estos modelos tendrán una aceleración similar al Mustang EcoBoost, más espacio interno que una Toyota Rav4 y baterías ensambladas en EE.UU., evitando la dependencia de China.

Ford ya destinó 5.000 millones de dólares al proyecto: 2.000 para la planta de Louisville, que producirá los modelos y 3.000 para la de Michigan, que hará las baterías.