El SUV tardó en llegar, pero ya está a la venta en su variante híbrida ligera. Una buena opción para quienes extrañaban un Renault mediano.
Por: Martín Simacourbe
Fotos: Miguel Oteiza
Desde que Renault dejó de vender el Fluence, la marca del rombo se quedó sin un mediano de ley, una tradición que se remonta hasta el debut del R11 (y hasta el del R12, ya que este, pese a ser un D, supo ocupar ese espacio en buena parte de su vida comercial).
Es cierto que el Koleos (que llegó incluso antes del fin de producción del Fluence) y hasta el nuevo Megane eléctrico, también son medianos, pero por distintas razones, me parece que ninguno puede erigirse como un verdadero sucesor, algo que tampoco logrará el futuro Boreal (ver más).
El modelo importado de Corea del Sur también tiene sus peros: pese a su silueta deportiva no deja de ser un SUV, llega muy tarde (debutó en Rusia hace seis años), no va a tener un gran volumen de ventas (o al menos eso parece) y tampoco es un mediano de ley (algo que analizaremos en el rubro siguiente).
Sin embargo, creo que por varias razones bien podría reclamar parte de la herencia de los clientes que alguna tuvo el Mégane.
La única versión disponible ofrece una motorización híbrida ligera, dónde el eléctrico no mueve las ruedas, aunque la reducción de consumo con respecto al 1.3 convencional es evidente.
Su llegada se dio antes de hacerse realidad la exención impositiva para los híbridos y eléctricos extrazona (ver más), pero Renault confirmó que su precio ya tiene en cuenta este beneficio, al que el Arkana entrará en la segunda licitación con un volumen de entre 1.500 y 2.000 unidades.
DISEÑO/ESTILO
Como casi todos los Renault que se venden en Argentina, el Arkana no es un desarrollo 100% francés y toma la base de una de las marcas satélite del grupo. En este caso fue Samsung (como sucedió con el Fluence o el Koleos).
Debutó en Rusia en 2019 y luego se mudó a Europa occidental, dónde aún se vende. Nada indica que vaya a seguir en producción por mucho tiempo, pero es pronto para emitirle el certificado de defunción.
Sus líneas, por atrevidas, siguen siendo modernas, imagínate hace seis años, cuando no había la cantidad de SUV coupé que hay hoy en su propio segmento e incluso en algunos inferiores (léase Basalt, Nivus o Fastback).
La caída de la cola ya no es una novedad en el mercado, pero sí una rareza que lo hace tan llamativo como personal. Eso sí, el diseño no ayuda a la visibilidad posterior y a eso se suma la ausencia de un limpialuneta (un clásico en este tipo de carrocerías).
Las llantas de 18″ le dan un toque deportivo, a lo que se suma el acabado Esprit Alpine, que no aporta demasiado al conjunto, pero que le viene de perlas en estos tiempos en los que Colapinto es un boom mediático.
La base es la de los Clio y Captur europeos (plataforma CMF-B), con lo cual encaja en un segmento B (su ancho lo delata), pero es muy largo y acusa 4,57 metros, una medida tradicional del segmento C.
Con eso, es apenas 5 cm más corto de lo que era un Fluence, pero es 17 más largo que un Duster, 10 que un Taos y hasta 14 más que un Fiat Fastback, el SUV coupé más cercano en medidas.
INTERIOR/CONFORT
El interior del Arkana también es moderno. Resalta la pantalla vertical (una costumbre de los últimos Renault europeos), una agradable presentación y una buena terminación, con plásticos de buena calidad.
Sin embargo, cuando se agarran algunos empedrados (el rodado no ayuda), aparecen demasiados crujidos, haciendo dudar de la durabilidad a futuro.
El espíritu deportivo se mantiene con una buena posición de manejo (lejos de altura de los SUV clásicos), pedalera de aluminio, butacas firmadas por Alpine con excelente sujeción lateral, regulación eléctrica y tapizadas en cuero y alcántara (adelante, atrás solo cuero).
El tablero digital ofrece varias vistas, la selectora tiene un agradable diseño y el equipamiento es completo, con cargador inalámbrico, freno de mano eléctrico y Auto Hold. Solo se le puede reprochar que el techo corredizo no sea panorámico. Y ya que estamos, la falta de más lugares donde poder dejar objetos a mano.
Atrás hay buen lugar para un B, sobre todo por el espacio para las piernas, pero chico para un C, por el poco ancho, algo raro teniendo en cuenta que nació con la plataforma B0, la misma del Duster, que permite llevar a tres sin tanto problema.
El baúl es de 513 litros, una buena medida en su clase, a lo que se suma una práctica bandeja que permite contar con un doble piso. Por debajo hay un auxilio temporal, aunque por suerte no es de los finitos.
MOTOR/PRESTACIONES
La motorización es una híbrida ligera (así pudo entrar en la exención impositiva) que une el clásico 1.3 turbo desarrollado junto a Mercedes (esta vez con 140 CV y no con los 165 de Duster) con un eléctrico que no puede mover las ruedas y solo oficia de ayudante en algunas pocas tareas.
Una de esas es el “modo vela” que logra apagar el motor a combustión a velocidad crucero. Como nosotros medidos el consumo a 100 y 130 km/h constantes, las cifras con esas condiciones fueron muy buenas, con menos de 5 l/100 en ruta y casi 7 en autopistas, valores que están por debajo del Corolla Cross híbrido.
La cosa cambia en ciudad, dónde el eléctrico no acusa presencia y el consumo supera los 9 litros, casi el doble del modelo híbrido de Toyota, pero a tono con el resto de los SUV medianos con motores a combustión.
Las prestaciones son lógicas para esta motorización, que se une a una caja automática de doble embrague, con levas al volante y buena respuesta: algo más de 10 segundos para acelerar (una cifra no tan buena) y casi 7 para recuperar (mejor que sus competidores).
COMPORTAMIENTO
Decía antes que entre plataforma y medidas, el Arkana navega entre el segmento compacto y el mediano, pero a la hora de las sensaciones, se desenvuelve mucho más cerca de la segunda opción, algo que seguramente le saque una sonrisa a quienes extrañan el andar de una berlina mediana de las que casi no ha quedado ninguna en el mercado.
Y es que en un segmento plagado de SUV clásicas, que ponen casi todo el énfasis en un buen confort de marcha, el Arkana es casi un oasis en el desierto con su tinte medianamente deportivo.
La utilización de la moderna plataforma CMF-B (que comparte muchísimos componentes con la del Kardian y los futuros Boreal y Niagara) le da esa posibilidad: en ruta, el Arkana va firme y dobla con autoridad, algo en lo que se agradece una dirección eléctrica de muy buen tacto.
Ese comportamiento también se ve en la ciudad. Si bien los neumáticos no son de un perfil demasiado bajo, las llantas de 18″ y el ajuste”europeo” de las suspensiones lo hacen un tanto áspero en algunos empedrados, aunque sin comprometer un confort de marcha muy bueno cuando el asfalto está en condiciones.
SEGURIDAD
Después de varios años a contramano, Renault se está poniendo las pilas en este rubro. El Arkana viene con seis airbags y las ayudas esperadas en este segmento: frenado, mantenimiento de carril y crucero adaptativo, todas con un buen desempeño.
A eso le suma punto ciego, alerta de tráfico cruzado, una buena iluminación con luces altas automáticas, cámara 360°, cinco estrellas en los crash test de Europa (y con muy buen puntaje) y un excelente rendimiento en las pruebas de frenado, con menos de 38 metros para detener de 100 km/h a 0.
PRECIO/COMPETENCIA
Pese a verse beneficiado por el nuevo régimen del gobierno, Renault la hizo fácil: tomó como parámetro el valor del Corolla Cross híbrido, referente absoluto en ventas.
El Arkana cuesta 43.900.000 pesos, casi un millón menos que la versión de entrada del Corolla Cross, que tiene un poco menos de equipamiento, pero una motorización híbrida en serio.
Un Fastback (que parte de la base de un Cronos, pero ofrece 175 CV), cuesta entre 35 y 40 millones, mientras que resto de los SUV medianos a combustión (sin contar los chinos híbridos que están llegando) navega entre 40 y 50 millones, aunque ninguno tiene una propuesta similar a la de este Arkana.
Y más allá de ese plus, creo que Renault debería haber sido un poco más agresiva con el precio, no solo porque el valor FOB (menor a 16.000 dólares) así lo indicaría, sino también porque la marca todavía necesita volver a enamorar a sus clientes perdidos con algo más que una propuesta atractiva desde el diseño, la tecnología o el placer de conducción, cosas que este Arkana ofrece de sobra.
Lo Bueno
Diseño atractivo
Equipamiento general
Consumo en ruta
Presentación interior
Comportamiento
Lo Malo
Aspereza en ciudad
Auxilio temporal
Llegada tardía
Precio elevado
Unica versión
FICHA TECNICA
Motor
Naftero, 4 cilindros, 16 válvulas
Cilindrada: 999 cm3
Alimentación: Turbo con hibridización ligera
Potencia: 140 CV a 4.500 rpm
Torque: 260 Nm a 1.750 rpm
Transimisión
Caja: automática de seis marchas
Tracción: delantera
Frenos: discos ventilado/tambor
Tren de rodaje
Suspensiones: McPherson/Barra de torsión
Dirección: Con asistencia eléctrica
Neumáticos: 215/55 x 18″
Dimensiones y Capacidades
Largo/Ancho/Alto: 4,568/1,821/1,571 m
Peso: 1.336 kilos
Baúl: 513 litros
Tanque: 50 litros
EQUIPAMIENTO DE CONFORT
Acceso y arranque sin llave
Cargador inalámbrico de celular
Climatizador automático
Control crucero adaptativo
Freno de mano eléctrico
Llantas de aleación
Pantalla táctil con cámara 360°
Sensor de estacionamiento del/tras.
Tapizado de cuero y alcántara
Techo corredizo
Volante regulable en altura y profundidad
EQUIPAMIENTO DE SEGURIDAD
Airbags frontales, laterales y de cortina
Alerta de tráfico cruzado
Detector de punto ciego
Detector de fatiga
Frenado autónomo de emergencia
Luces altas automáticas
Mantenimiento de carril
PRESTACIONES
Aceleraciones
0-100 km/h: 10,2 s
0-400 metros: 17,7 s
0-1000 metros: 31,7 s
Recuperaciones
80-120 km/h en D: 6,8 s
Frenada
100-0 km/h: 37,6 m
140-0 km/h: 74,9 m
Consumos
100 km/h: 4,7 l/100 km
130 km/h: 6,9 l/100 km
Urbano: 9,3 l/100 km
1 Comment
Jose
5 agosto, 2025, 1:23 pmEl Arkana se deja de fabricar a fin de año y no tiene reemplazo. O sea, están liquidando la producción de un auto sin futuro.
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